El hueso maxilar y la mandíbula manifiestan ser una localización frecuente de una gran variedad de quistes que derivan de los procesos embrionarios y/o tejidos dentales; los cuales pueden representar un reto diagnóstico. Su importancia radica en la frecuencia de su presentación, su característica deformante, su capacidad osteolítica y su relativa alta tasa de recidiva.